sábado, 30 de enero de 2010

UNA CANCIÓN CONTRA LA GUERRA

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Hoy se celebra el Día Mundial de la Paz, y hemos estado buscando una canción anti-belicista y, claro, hemos dado con ella. Se trata de una canción con mucha historia: Le déserteur, compuesta en 1954, con letra de Boris Vian y música de Harold Berg.

Boris Vian (1929-1959) fue un novelista y dramaturgo francés que, además, fue poeta, músico de jazz, ingeniero y traductor. En 1954 comenzó la Guerra de Argelia, colonia francesa que luchaba por su independencia. La dulce Francia comenzó a movilizar a sus jóvenes para ir a luchar. Es en ese momento cuando Vian compone la letra de esta canción en la que nos cuenta la historia de un hombre que recibe una carta con la orden de movilización, y decide escribir al Presidente de la República explicándole que no irá a la guerra. La canción tuvo una gran difusión y ha servido para protestar contra otros conflictos armados como, por ejemplo, contra la guerra de Vietman. Ha sido interpretada por muchos cantantes: el propio Boris Vian, Serge Reggiani, Joan Baez, Jaime Guevara o Andy Chango, entre otros.

Como anécdota, os contaremos que en la pasada invasión de Irak (2003), se prohibió su difusión en los medios de comunicación franceses; lo que significa que sigue siendo actual.

Hemos elegido la versión de Serge Reggiani (1922-2004), magnífico cantante y actor italo-francés. Antes de la canción recita un hermoso poema de Arthur Rimbaud (1854-1891), poeta simbolista francés.

Os ofrecemos las traducciones del poema y la canción.



EL DURMIENTE DEL VALLE

Es una hondonada de verdor donde canta un río
prendiendo locamente en la hierba jirones
de plata; donde el sol de la montaña orgullosa,
brilla: es un pequeño valle que riela de luz.

Un soldado joven, boquiabierto, la cabeza desnuda,
y la nuca bañada por el fresco berro azul,
duerme; está tendido sobre la hierba, bajo el cielo,
pálido sobre su lecho verde donde llueve la luz.

Los pies en los gladiolos, duerme. Sonriente
como sonreiría un niño enfermo, está soñando:
Naturaleza, acúnalo con calor, tiene frío.

Los perfumes no hacen vibrar sus orificios nasales.
Duerme bajo el sol, la mano sobre su pecho,
tranquilo. Hay dos agujeros rojos en su costado derecho.

Arthur Rimbaud


EL DESERTOR

Señor Presidente,
le escribo una carta
que quizá usted lea,
si tiene tiempo.
Acabo de recibir
mis papeles militares
para marchar a la guerra
antes del miércoles por la tarde.
Señor Presidente,
no lo voy a hacer,
yo no estoy en este mundo
para matar a pobres gentes.
No lo hago por molestarle,
es necesario que se lo diga,
mi decisión está tomada,
voy a desertar.

Desde que nací
he visto morir a mi padre,
he visto partir a mis hermanos
y llorar a mis hijos.
Mi madre ha sufrido tanto
que ya está en la tumba
y se burla de las bombas
y se burla de los versos.
Cuando yo estaba preso
me robaron a mi mujer,
me robaron mi alma
y todo mi querido pasado.
Mañana de buena mañana
cerraré mi puerta
en las narices de los años muertos,
me echaré a los caminos.

Mendigaré mi vida
por las carreteras de Francia,
de Bretaña, en Provenza
y gritaré a las gentes:
negaos a obedecer,
negaos a ir a la guerra,
negaos a partir.
Si hay que dar la sangre
dé usted la suya,
usted se hace el santo,
señor presidente.
Si me persigue,
avise a sus gendarmes
de que no estaré armado
y de que podrán disparar.

Boris Vian, 15 de febrero de 1954
(Traducción de Isabel Sánchez Ortiz)

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